domingo, 30 de abril de 2017

DIVINA VOLUNTAD


- “Esto servirá para hacer conocer la tierra que debía iluminar el Sol de mi Voluntad, para formar su Reino”.
(Dice el Señor)

DIVINA VOLUNTAD
VOLUMEN - 18 /13  >  Noviembre 12, 1925
"Quien es llamado como cabeza de una misión, debe encerrar todos los bienes pertenecientes a aquella misión para comunicarlos a los demás. Es costumbre de la Sabiduría eterna establecer los actos de la criatura para dar cumplimiento al bien que quiere hacer en ella.
Estaba fundiéndome según mi costumbre en el Santo Querer Divino, y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha estrechado toda a Sí, y se ha puesto en actitud de darme una lección y de corregirme, y me ha dicho:

“Hija mía, sé atenta en hacer tus actos en mi Voluntad, tú debes saber que quien es llamado como cabeza de una misión, cuanto más encierra del bien perteneciente a esa misión tanto más bien podrá comunicar a los demás; esos bienes serán como tantas semillas que prestará a los demás, a fin de que quien tenga la fortuna de querer adquirir esos gérmenes se volverá poseedor de la cosecha de esas semillas.
Esto sucedió en Adán, que siendo el primer hombre fue constituido cabeza de todas las generaciones, y siendo él la cabeza se volvía necesario que debía poseer los gérmenes para poder dar a los demás lo que es necesario para el desarrollo de la vida humana; si luego estos gérmenes han sido agrandados, explicados, más conocidos según la buena voluntad de las generaciones siguientes, por la capacidad y aplicación que han hecho sobre aquellos mismos gérmenes, pero Adán los tenía todos en sí, y se puede decir que todo viene de él; así que se pude decir que al ser creado por Dios fue dotado de todas las ciencias; lo que los demás aprenden con tantas fatigas, él lo poseía como don en modo sorprendente; así que poseía el conocimiento de todas las cosas de esta tierra, tenía la ciencia de todas las plantas, de todas las hierbas, y la virtud que cada una de ellas contenía, tenía la ciencia de todas las especies animales y de cómo debía usar de ellos, tenía la ciencia de la música, del canto, de la escritura, de la medicina, en suma, de todo; y si las generaciones poseen cada una su ciencia especial, Adán las poseía todas.
Ve entonces que quien debe ser cabeza es necesario que encierre en sí todo el bien que debe participar a los demás.
Así es de ti hija mía, como te he llamado como cabeza de una misión especial, más que a nuevo Adán, y no se trata de las ciencias humanas sino de la ciencia de las ciencias, la cual es mi Voluntad, ciencia toda de Cielo, quiero que encierres en ti todos los gérmenes que mi Voluntad contiene, y por cuantos más actos hagas en Ella, y por cuantos más conocimientos adquieras, tantos más rayos de Luz pondrás al Sol de mi Voluntad; y así, habiendo mayor plenitud de Luz, más se podrá difundir para bien de las generaciones, de modo que tocadas por la plenitud de la Luz, podrán conocer con más claridad el bien que contiene mi Voluntad, qué significa vivir en Ella, y el gran bien con el cual quedan enriquecidas.
Sucederá como sucede con el sol, que como posee tanta plenitud de luz, puede con facilidad tomar como en un puño a toda la tierra, calentarla, iluminarla y fecundarla, de modo que todos pueden conocer, quién más, quién menos, el bien que hace con llevar su luz a todos; pero si el sol en lo alto de su esfera fuera pobre de luz, no podría la luz que desciende a lo bajo iluminar plenamente toda la tierra, a lo más a una pequeña parte de la tierra que girara más cercana al sol.
Y si al sol que debía iluminar naturalmente a la tierra le di tal plenitud de luz para el bien de todas las generaciones, mucho más quiero llenar de plenitud de Luz el Sol de mi Voluntad, que debe iluminar las almas, calentarlas y poner en ellas la fecundidad del germen de la Santidad Divina.
He aquí el porqué de los patriarcas, de los santos padres, de los profetas y todos los buenos del antiguo testamento, los cuales, con sus actos debían hacer el camino, la escalera para llegar al cumplimiento de la Redención ansiada; pero esto no basta, por cuan buenos y santos eran sus actos, estaba el muro altísimo del pecado original que mantenía la división entre ellos y Dios, he aquí el por qué se necesitó una Virgen concebida sin mancha original, inocente, santa y enriquecida por Dios con todas las gracias, la cual hizo como suyos todos los actos buenos del curso de los cuatro mil años, los cubrió con su inocencia, santidad y pureza, de modo que la Divinidad veía aquellos actos a través de los actos de esta inocente y santa criatura, la cual no sólo abrazó todos los actos de los antiguos, sino que Ella con los suyos los superó a todos, y por eso obtuvo el descendimiento del Verbo a la tierra.
A todos los actos buenos de los antiguos, les sucedió como a quien tiene mucho oro y plata, pero en aquellos metales preciosos no está acuñada la imagen del rey que es lo que da el valor de moneda al metal, y si bien por sí mismo contiene valor, pero no puede llamarse valor de moneda que pueda correr con derecho en el reino; pero supón que aquel oro o plata fueran adquiridos por el rey, y dándoles forma de moneda acuñara sobre ella su imagen, entonces aquel oro adquirirá el derecho de moneda. Así hizo la Virgen, sobre aquellos actos acuñó su Inocencia, su Santidad, el Querer Divino que Ella poseía íntegro, y los presentó todos juntos a la Divinidad y obtuvo el Redentor ansiado.
Así que la Virgen completó todos los actos que se necesitaban para hacer descender el Verbo a la tierra; pero no terminó aquí, para hacer que el Redentor tuviera su campo de acción en la tierra y para hacer que cualquiera que lo quisiera pudiera servirse de aquellos actos como monedas para comprarse el Cielo, se necesitaba el sello de la Inocencia, Santidad y Querer Divino, se necesitaba el sello del obrar del mismo Verbo para hacer subir al hombre al Cielo.
Si el sello de la Virgen bastó para hacerme descender en medio de las criaturas, para hacer subir al hombre se necesitaba mi obrar divino; y he aquí por esto que Yo abracé e hice míos todos aquellos actos, suplí a todos, cumplí todo y por todos puse el sello divino a todos los actos buenos, desde el primero hasta el último hombre que vendrá a la tierra, y este sello fue hecho por Mí con penas inauditas y con el desembolso de mi sangre, y así di como rey magnánimo la moneda a todos para comprarse el Cielo.
Todo esto estaba establecido por la Sabiduría Increada, y ni siquiera un acto podía faltar de todo esto para venir a cumplimiento la Redención.
Ahora hija mía, así como fue de la Redención así es de mi Voluntad. Para hacerla conocer y hacerla reinar como acto primero de vida en la criatura se necesita el cumplimiento de los actos; también tú, a ejemplo de mi Celestial Mamá y del mío, debes en mi misma Voluntad abrazar todos los actos hechos en el antiguo testamento, los de la Reina del Cielo, aquellos hechos por Mí, aquellos que se hacen y que se harán por todos los buenos y santos hasta el último de los días, y a todos les pondrás tu sello de correspondencia de amor, de bendición, de adoración, con la Santidad y Potencia de mi Voluntad, nada te debe escapar.
Mi Voluntad abraza todo, también tú debes abrazar todo y a todos, y poner en ellos en el primer puesto de honor, sobre todos los actos de las criaturas a mi Voluntad. Ella será tu sello, con el cual sellarás la imagen de mi Voluntad sobre todos los actos de las criaturas.
Por eso tu campo es vasto; te quiero ver correr en mi Voluntad sobre todas las gracias y prodigios que hice en el antiguo testamento para darme tu correspondencia de amor y de agradecimiento, en los actos de los patriarcas y profetas para suplir su amor, no hay acto en el que no te quiera encontrar, no me sentiría satisfecho ni contento si no te encontrase en todos los actos de las criaturas que se han hecho y se harán, ni tú podrías decir que has completado todo en mi Voluntad, te faltaría alguna cosa del verdadero vivir en mi Querer.
Por eso sé atenta si quieres que la plenitud de la Luz sea suficiente para poder iluminar con el Sol de mi Voluntad a todas las gentes. Quien quiera dar luz a todos debe abrazar a todos como en un solo abrazo, con el hacerse vida y suplemento de todo y de todos.
¿No es tal vez mi Voluntad vida de todo?
Y como esta vida viene correspondida con tantas amarguras, ¿no se necesita entonces quién corra en todos para endulzar estas amarguras con el sustituirse como acto de vida con mi misma Voluntad por cada acto de la ingrata criatura?”

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